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TOMA DE DECISIONES





<<Entrega tu corazón al oficio que has aprendido y así hallarás sosiego [...]>>
Marco Aurelio. Meditaciones

Una de las cuestiones que más nos preocupan es qué será del futuro de nuestros hijos, en nuestro caso alumnos, cuando sean adultos. Qué les gustaría ser de mayores, qué quieren estudiar, qué caminos educativos elegir y cuáles abandonar, qué habilidades tienen, cuál es su personalidad y en qué trabajos puede adaptarse mejor, a dónde les irá llevando la vida y las oportunidades que les ofrece la sociedad,... En ese mar de cuestiones, dudas e inquietudes, debemos llegar a un equilibrio entre aquello para lo que uno muestra tendencia (eso a lo que llamamos vocación) y qué estudios tienen salidas laborales. En ese análisis también habrá que tener equilibrio entre aquello que le gustaría a los padres que estudiaran sus hijos, y lo que quieren estudiar ellos realmente. Al fin y al cabo, es su vida y la van a vivir ellos, teniendo el derecho a decidir a qué dedicarla. Eso sí, como tienen aún edad y experiencia para conocer cómo está la vida más allá de su domicilio, su colegio y su barrio, y que Internet y la televisión no ayudan siempre a que estén informados adecuadamente (y muchos están ocupados en vivir el aquí y ahora), los adultos que estamos a su alrededor, especialmente los padres (con ayuda de los docentes si les hace falta), también debemos darles un poco de orientación en la toma de decisiones sin imposiciones. No hay que provocar que nuestros hijos estén dedicándose toda su vida a una profesión que no les satisface nada.

A partir de la Educación Secundaria, los alumnos y sus padres se ven, desde una edad quizá demasiado temprana, abocados a tomar decisiones sobre materias optativas que, si bien en los primeros dos cursos son referentes a asignaturas optativas complementarias a su formación básica fundamental, a partir de 3º de la ESO y, muy especialmente, en 4º de la ESO y Bachillerato, suponen elecciones importantes que empiezan a condicionar la trayectoria académica.

En la toma de decisiones sobre qué estudiar hay que tener en cuenta varias cuestiones importantes:

  • Conocer los diferentes itinerarios que ofrece el sistema educativo, para lo que el Orientador elabora este blog que se puede consultar por familias y alumnos en cualquier momento, siendo más efectivo que el hacer charlas puntuales sin más (que también se hacen). También se organizan charlas de instituciones educativas que vienen de fuera del centro (universidades, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Ayuntamiento de Cartagena, centros de Formación Profesional, charlas con antiguos alumnos,...).
  • Conocerse a uno mismo. Es necesario conocer cuáles son tus aptitudes (capacidades intelectuales, qué se te da mejor, habilidades sociales, creatividad, trabajo en equipo, liderazgo,...), personalidad (extrovertido, introvertido, autogestión, adaptabilidad, analítico,...), motivaciones (a qué quiero dedicar mi vida, cuáles son mis gustos, qué me apasiona, búsqueda de reconocimiento, ayuda a los demás, dinero, aportar algo nuevo a la sociedad,...). Para esto, entre otras cosas, se hacen evaluaciones por parte del Orientador a lo largo de la etapa (preferencias profesionales, personalidad, capacidad intelectual,...).
  • Conocer el mundo del trabajo. Qué tiene salidas laborales, qué se exige (titulación, idiomas, uso de tecnología, habilidades personales), qué puede ocurrir en el futuro y qué profesiones nuevas pueden aparecer. Para ello, os puede venir bien leer la siguiente entrada del blog: [enlace].
Algunos tópicos que suelen decirse cuando se quiere elegir estudios pueden influirnos negativamente, pudiendo llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Los más habituales son:

  • <<Elige una carrera con futuro>>. El mejor futuro es ser bueno en una carrera. Si eres bueno, si intentas ser el mejor profesional que puedas ser, tendrás altas posibilidades de encontrar trabajo. A veces, existen carreras con mucha oferta de empleo, que son esas a las que se le dice "con futuro"; pero hay muchos candidatos, es decir, hay mucha gente que tiene esa titulación. Eso es lo que se denomina índice de empleabilidad.
    • Titulaciones de empleabilidad alta: Alta oferta de trabajo y bajo volumen de titulados. Ej.: ingenierías generalistas (Ingeniería Industrial), ingenierías específicas (informática, telecomunicaciones, telemática,...).
    • Titulaciones de empleabilidad media: Oferta media y número de titulados moderado. Ej.: medicina, farmacia, ingenierías epecíficas (civil, química, naval,...).
    • Titulaciones con empleabilidad baja: Número de titulados muy superior a la oferta de empleo. Ej.: carreras de humanidades en general, ciencias políticas, periodismo, derecho,...
  • <<Carreras fáciles o difíciles>>. No se ha de pensar en la carrera en sí, sino en la práctica profesional posterior. Hay carreras que académicamente puedan parecer fáciles en comparación con otras; pero luego la profesión en sí es muy compleja de ejercer, requiriendo de una formación permanente, de grandes habilidades personales y de un desgaste emocional importante. Hay alumnos muy brillantes que deciden hacer esas carreras supuestamente fáciles por vocación. Ej.: magisterio, trabajo social, etc. 
  • <<Uno hace lo que se propone. Si quieres, puedes>>. Uno no puede controlar su vida al 100%. De hecho, tenemos una sensación de control sobre nuestras vidas que es mucho menor de lo que creemos. A veces, la vida te lleva por caminos que no tenías previsto, y terminas dedicándote a cosas que has descubierto a mitad de trayecto y que se convierten en tu pasión para el resto de tu vida. Con esto no quiero decir que no planifiquemos y nos esforcemos, o que el azar hará conmigo lo que estime convenientemente. Es jugar un equilibrio entre ambos extremos, que es lo difícil. Pero el <<si quieres puedes>>, <<si puedes soñarlo puedes hacerlo>>, lo de salir de la zona de confort, y todo ese tipo de frases que suenan muy bien, o las imágenes idealizadas y artificiales de las redes sociales, en las que parece que todo el mundo tiene éxito y lleva una vida apasionante, no tienen nada que ver con la realidad de la vida, en la que hay mil y un condicionantes, y lo único que generan es frustración y sensación de fracaso.
  • <<Eres tan listo que puedes estudiar lo que te dé la gana>>. A veces, se dice esto porque no termina de gustarnos lo que pretende elegir nuestro hijo, con todo el talento que creemos que tiene; pero también hay que escucharlo a él. Al final, es su vida y él o ella es quien la va a vivir. Realmente, cuando elige lo que le da la gana, como dice la frase, parece que no nos gusta y lo vemos poco ambicioso por su parte.
  • <<Que estudie lo que quiera>>. No podemos quitarnos de en medio, evadiendo nuestra responsabilidad, dejándole todo el marrón a nuestro hijo/-a. Tenemos que ejercer nuestra responsabilidad de orientación.
  • <<Que sea... como...>>. Como su padre, como su madre, como su primo, como... O que coja el testigo en el negocio familiar. A veces, ocurre al contrario, que no queremos que sea como nosotros porque no queremos que sufra lo mismo; pero resulta que le apasiona lo que hacemos, por mucho que nos fastidie.
  • <<A dónde vas tú...>>. A veces, somos nosotros mismos los que les cortamos las alas a nuestros hijos/-as, los que los limitamos.
  • <<Los profesores les quitáis la ilusión, los desmotiváis,...>>. Efectivamente, los docentes no podemos hacer eso y limitarlos; pero tampoco podemos engañarlos y contarles una película que nada tiene que ver con la vida real. No podremos decirle que no sea médico, veterinario u oficial de las Fuerzas Armadas, o lo que sea; pero tampoco podemos mentirles y empujarlos a que se estrellen, y que luego sean otros (los padres) los que tengan que levantarles el ánimo como consecuencia de la frustración de no lograr alcanzar un listón y unas expectativas excesivas. Si para ser médico tienes que sacar un diez en todas las materias y, aún así, no te aseguran que consigas una plaza en la Facultad de Medicina porque te piden casi la perfección (casi 14 puntos sobre 14), pues habrá que decirlo tal y como es, sin adornos ni paños calientes. Si te piden más de un 13 para entrar en la Guardia Civil, pues esa es la realidad de las cosas. Si por capacidad, trayectoria, compromiso e ilusión todo apunta a que tiene posibilidades, los primeros que vamos a darlo todo para que lo pueda lograr vamos a ser los docentes. No os quepa ninguna duda. A sabiendas también de que a pesar de cumplir todos los requisitos, también existe la posibilidad de no conseguirlo porque la competencia es muy grande. Pero el alumno deberá saber desde el minuto uno que empieza Bachillerato que comienza un compromiso que es una carrera de fondo de dos años. Una apuesta personal fuerte, un reto grande, en cuyo proceso habrá altibajos, ilusiones y nervios a partes iguales, desgaste físico y mental, que les pondrá al límite de sus recursos, un riesgo que puede suponer el gran premio o no, porque no todo depende de uno mismo.

Algunas reflexiones importantes son:

  • La posesión de una titulación concreta no es garantía de empleo. Depende del equilibrio entre mercado de trabajo y el académico, como ya hemos explicado. Pero cuanto más alta sea tu formación, más opciones vas a tener de conseguir un empleo.
  • Además de la formación académica, tienen un gran peso las competencias personales: habilidades sociales, iniciativa, autonomía, compromiso, creatividad, perseverancia, autosuperación, tolerancia a la frustración,... Y en esto también hay que formarse y no dejarlo al azar.
  • Si quieres estudiar una carrera que no está entre las que más salida tienen, puede optar por especializarte en un campo muy concreto que esté relacionado con las tendencias más actuales del mercado, pudiendo satisfacer ambas pretensiones: vocación y salida profesional.
  • La formación académica tiene más peso al inicio de la carrera profesional. Progresivamente, va ganando peso la experiencia profesional y la coherencia en la trayectoria y evolución laboral.

Para finalizar, dejamos un decálogo de buenas prácticas para tomar decisiones sobre tu futuro académico y profesional:

  1. Descúbrete a ti mismo: capacidades, habilidades, fortalezas, debilidades, gustos, sueños,...
  2. Infórmate: universidades, centro de formación profesional, titulaciones, asignaturas, especialidades, duración, lugar donde se hacen, coste económico,...
  3. Conoce el mercado laboral: salidas profesionales, sueldos, cómo es el trabajo,...
  4. Conjuga todos tus intereses: motivaciones, habilidades, salidas laborales.
  5. Apóyate en profesionales: profesores, orientador, charlas en el centro, pregunta a profesionales del sector, ferias de empleo. También escucha a tus padres.
  6. Decide tú: presiones externas, expectativas. Escucha consejos y después decide tú.
  7. Diferentes vocaciones: no tienes por qué tener una única vocación. A veces, no es fácil elegir una y desechar las otras. Lo de la vocación también tiene mucho de idealización, de cuento de hadas. Realmente, ¿qué es eso a lo que llamamos vocación?, ¿conoces verdaderamente una profesión si no la has ejercido nunca? (como no la hayas vivido en tu entorno cercano...), ¿tu idea de ella es más por lo que reflejan las películas o series (cuántos preguntan por Criminología), o porque fulanito es muy reconocido, o gana mucho dinero, o vete a saber? No digo que no exista; pero en menor medida y frecuencia de lo que nos quieren hacer creer. No idealicemos tanto lo de la vocación.
  8. La especialización: si tu elección no está entre las que más salidas tiene, opta por la especialización según las tendencias del mercado laboral. 
  9. Si no lo hay en tu ciudad y puedes, ¡muévete! Además de poder hacer lo que quieres, vas a adquirir una experiencia de vida que te hará madurar y desarrollar habilidades para valerte por ti mismo, tener confianza en ti, aprender idiomas y culturas diferentes, conocer personas interesantes,...
  10. Realización profesional: El trabajo no sólo es un medio de subsistencia, también de realización personal. Pero hay más aspectos de la vida que el trabajo, que también nos llevan a realizarnos.
Y una última cosa:

SI TE EQUIVOCAS EN UNA DECISIÓN NO SE ACABA TU VIDA CON ELLA. LAS DECISIONES ACADÉMICAS Y PROFESIONALES NO SON DEFINITIVAS. SIEMPRE PUEDES RECTIFICAR Y EMPEZAR DE NUEVO. SEGURO QUE ENTRE TUS PROFESORES HAY UNOS CUANTOS QUE PRETENDÍAN SER UNA COSA, Y LUEGO TERMINARON POR ENAMORARSE DE LA PROFESIÓN DOCENTE.

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